Ratas de ciudad - Punks en Madri

Descaro y urgencia resultaron traslados a expresiones gráficas, políticas y sociales por el punk desde los últimos setenta del pasado siglo, haciendo frecuentar penunbrosas áreas de la sociedad bienpensante a códigos disidentes aclados en parodia, irreverencia, feísmo, provocación, insolencia, resistencia y, sobre todo, aztituz. Suburbanas jauríaspateando la jungla asfáltica para, cual obsceno carnaval, dejen volverse con soltura en un mundo razonablemente detestable, dejándose querer por Tierno Galván para llenar de mohicanas, meis, aullidos y citronas terrosos campos de preferente, ruptura, frustración, curiosidad, deseo de cambio y Eva Gans dadaístas a la espalda de chupas de cuero. Rebeliones colectivas, revulta individual. Del nihilismo al activismo, tanto había por derrumbar. Barruntando desarraigo, rezumada soledad. Antihéroes desde la barriada sin eco en la eternidad. Colectivo sentimiento de identitaria pertenencia grupal variopintamente refrendado por chamarileros complementos. Superación de caducos traumas que entierra estéticamente el franquismo. Negación de un futuro adulto que, al final, terminó siempre por llegar... Cuasi perdida generación a la que, medio siglo atrás, empezaban a quemar el culo las sillas de auditorios de colegios mayores. Espectáculos que, como rezaba el consabido cartelito, podían "herir la sensibilidad del espectador". Madrí sórdido, bronco, violento, erótico, polvoriento, sugerente y oscuro. Sediento de placeres que, de cuando en cuando, enmascaraban prematuras citas con la parca... Hace tanto nos enviaron a hundirnos en su basura y, bien envueltos, hemos vuelto para devolverla. Por quienes fueron hoy somos y por quienes fuimos serán... Punks never die!!!